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La letra rebelde

Ágava en kimono

Ágava en kimono ¿Ágava o Haiku?  ¿por qué no ambos?

El Haiku se nos presenta más difícil porque es pura filosofía zen y son los japoneses los que, al mamarla desde niños, la pueden desarrollar sin problemas. Ellos ven universos encerrados en lo aparentemente pueril.

Nosotros, esencialmente latinos y de naturaleza romántica, captamos el sentimiento por encima de otras consideraciones. No penetramos en "el porqué" sino que nos limitamos a sentirlo, gozarlo y trasladarlo desde nuestra subjetividad emotiva.

Haiku: puramente objetivo.

Agava: Esencialmente subjetiva.

Se pueden andar ambos caminos y habrá quien vea universos dentro de las piedrecitas y, otros que "escucharán" la música producida por las copas de los árboles y la metáfora que encierran.

La ventaja del Agava, es que toma todos los elementos que adopta el Haiku y también todos los que éste rechaza. O lo que viene a ser lo mismo: permite exteriorizar e interiorizar.

El Agava admite la personificación, la rima, el yo y la subjetividad, la suposición, verbos presentes pasados y futuros, metáforas, etc., manteniendose, eso sí dentro de la línea general 5-7-5.

Además, así como el Haiku admite, permite y, a veces, exige el Kigo, el Agava acepta sin imponerla, la dedicatoria entre paréntesis.

Esquiva daga

apuñalando sueños

como si nada

Somos un ANTES

-tú y yo- del DESPUÉS

o sea, NADA

Pera que cae

verde lágrima frutal

¡plop!

Rozo tu nalga;

piar de pajaritos

bajo tu falda

Beso tu boca;

paladeo en tus labios

sabor de otra

Antonio G. Vargas

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